Primeros auxilios psicológicos
Orientación para quienes apoyan a activistas y defensores en riesgo
En las primeras 24-72 horas después de cualquier crisis o incidente críticos, los que responden pueden tomar las medidas adecuadas que ayudarán a las personas afectadas a hacerle frente de manera más efectiva y reducir el estrés y el trauma.
Respuestas comunes a eventos traumáticos
Las reacciones traumáticas son una respuesta normal y comprensible a eventos anormales. Pero los síntomas pueden ser abrumadores; a menudo, las personas afectadas sienten que perdieron el control o se están “volviendo locas”. Las reacciones comunes incluyen:
Sentirse nervioso e inquieto, como atento a la ira constante.
Evitar la ubicación del evento traumático u otros recordatorios del mismo.
Recuerdos recurrentes (a menudo provocados por olores o sonidos relacionados con el evento).
Pensamientos intrusivos recurrentes, que a veces conducen a pesadillas.
Dificultad para dormir y relajarse.
Ansiedad, pánico, terror y sentirse inseguro.
Dolores de cabeza o migrañas.
Problemas digestivos.
Deseo de aislarse o temor a estar solo.
Arrebatos emocionales que se desencadenan con facilidad (incluso el enojo y la tristeza).
Sentimientos de culpa, remordimiento, pérdida y tristeza.
Agotamiento físico y mental.
Falta de concentración y mala memoria.
Muchas personas experimentarán algunas de estas respuestas después de un evento traumático; aun así, la mayoría se recuperará naturalmente con el apoyo de amigos, familiares y colegas.
Si los síntomas son particularmente intensos o persisten durante más de 4-6 semanas, es probable que se necesite ayuda especializada en salud mental.
Cómo brindar Primeros auxilios psicológicos
Los Primeros auxilios psicológicos (PFA, por sus siglas en inglés) son un enfoque basado en la evidencia para ayudar a las personas de cualquier edad o antecedentes a lidiar con las consecuencias inmediatas de una crisis o un incidente crítico. Puede reducir la angustia inicial, fomentar comportamientos de afrontamiento a corto y largo plazo y reducir la aparición de TEPT.
Antes de proporcionar PFA, es importante:
Considerar sus propios recursos y la ayuda de la que dispone.
Tenga en cuenta que podría desencadenarse (en especial si el problema es personal o sensible), y piense en cómo podría manejarlo.
Familiarícese con los conceptos de fatiga por compasión, trauma vicario y agotamiento y con las formas de mitigarlos.
Los Primeros auxilios psicológicos deben brindarse en tres etapas: observar, escuchar, relacionar:
¿Qué pasó?
Iniciar el contacto de una manera apropiada a nivel cultural.
Ayúdelos a acceder a la asistencia práctica (p. ej., alimentos, vestimenta, hacer una llamada telefónica).
¿Cuándo y dónde ocurrió el evento?
Explique para qué está ahí: que hará (y qué no hará).
Conéctelos directamente a servicios adicionales (p. ej., servicios médicos, legales o sociales).
¿Cuántas personas se ven afectadas y quiénes son?
Brinde las últimas novedades sobre la situación.
Permítales tomar decisiones por sí mismos y recuperar el control, protegiéndolos siempre de cualquier riesgo innecesario.
¿Necesitarán otras personas información?
Pregunte acerca de las necesidades inmediatas.
Anímelos a utilizar la ayuda que esté disponible de inmediato.
¿Quién satisface las necesidades básicas (p. ej., atención médica, alimentos, agua y refugio)?
Hable con calma, con empatía y compasión.
Facilite el acceso a las redes de apoyo primarias (p. ej., amigos, familiares y colegas).
¿Dónde y cómo pueden las personas acceder a estos servicios?
Haga derivaciones al apoyo clínico, si es necesario (p. ej., asesoramiento o apoyo para traumas).
¿Qué otros peligros puede haber en el entorno local (p. ej., grupos armados, minas terrestres o infraestructura dañada)?
Aconseje sobre lo que no se debe hacer (p. ej., aislarse o consumir drogas y alcohol).
Evite pedir a los afectados que describan lo que sucedió. Escuche con atención si se ofrecen a explicar voluntariamente y reconocen su narrativa, pero evite los comentarios o las preguntas.
Cuidado personal después de un evento traumático
En los días y semanas posteriores a una crisis o un incidente críticos, anime a los afectados a seguir algunas pautas simples de autocuidado:
Mantenga un buen ritmo de sueño: esto incluye una rutina nocturna regular y un ambiente agradable para dormir, si es posible.
Coma regularmente y mantenga una dieta saludable.
Camine, haga ejercicio o practique deportes de manera regular.
Ocúpese de enfermedades o lesiones físicas y dese un tiempo para curarse.
Practique en forma diaria ejercicios contemplativos y de autorreflexión.
No consuma drogas o alcohol para lidiar con el estrés o el trauma.
Mantenga relaciones con amigos, familiares, compañeros de trabajo y miembros de la comunidad que puedan apoyarle.
Comprenda qué factores estresantes pueden desencadenar cambios en su salud y bienestar y aprenda a reconocer los signos y síntomas del estrés en usted mismo.
Brindar PFA y otra ayuda a las personas afectadas por eventos traumáticos puede afectarle, incluso a través de un trauma indirecto o secundario. Seguir las pautas de autocuidado anteriores le ayudará a mantenerse saludable y resistente y tener una mayor capacidad de brindar apoyo.
En el Protocolo de seguridad holística para defensores de derechos humanos de Open Briefing encontrará a su disposición orientaciones adicionales sobre el autocuidado y una plantilla de plan de bienestar:
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